EL CELOFAN: ¿MEJOR QUITARLO DEL CIGARRO?
La gran mayoría de productores suelen envolver su cigarro en celofán, con la excepción de Cuba, aunque en el pasado esta película regenerada de celulosa se utilizaba principalmente para conservar productos hechos a máquina, pero no solo, en la Isla Grande. Hasta principios de los noventa todos los Cohibas (excluido Robusto) estaban empaquetados de esa forma.
Históricamente, no es fácil identificar con certeza el año en el que la industria del cigarro comenzó a usar celofán. Sin embargo, es posible afirmar que este tipo de envases puede haberse arraigado entre mediados y finales de los años treinta. Más complicado es comprender el hecho de por qué comenzaron a utilizar celofán. Sabemos que, en la actualidad, la elección de utilizar este tipo de envases responde a tres objetivos del mercado: asegurar un mínimo estado higiénico del puro, limitar en gran medida el riesgo de rotura accidental de la envoltura (por desatención o cambios de humedad) y a permitir una sola venta de puros.
Si planeas conservar el puro para fumarlo en una fecha posterior, ponerlo en el humidor con o sin celofán no marca la diferencia, aunque los puristas afirman que es más prudente dejarlo en el celofán para evitar la contaminación cruzada de sabores entre puros procedentes de diferentes terruños (opinión compartida). Sin embargo, tenga en cuenta que si el cigarro necesita humidificación o tiene que perder humedad, sin el celofán puede interactuar mejor con su entorno.
En lo que respecta a la conservación para el envejecimiento, los dos mayores comerciantes de puros del siglo pasado, Zino Davidoff y Alfred Dunhill, tenían opiniones diferentes. Los primeros creían que los puros, durante su envejecimiento, necesitaban respirar, mientras que el comerciante inglés se oponía completamente a esta idea. Min Ron Nee, autor de la Enciclopedia, concluye que los puros añejos en celofán tienen mejor sabor, asumiendo que durante el envejecimiento los aceites exudados de estos productos se depositan en el celofán, evitando la dispersión de las moléculas orgánicas y creando un efecto similar a la botella de vino.
La elección de conservar los puros con o sin celofán, por períodos cortos, es macroscópicamente irrelevante para el futuro del humo. No obstante, si el objetivo final es conservar el puro para una crianza a largo plazo, se debe tener en cuenta que el celofán, al limitar en gran medida el intercambio de oxígeno, ralentiza el proceso de envejecimiento.
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